La Ribera del Ebro es una franja aluvial llana, emplazada en las márgenes del Ebro, modelada por procesos fluviales y donde por desbordamiento del caudal se ha aplanado su estructura.

Las terrazas -antiguos llanos de inundación abandonados por encajamiento fluvial- constituyen el rasgo geomorfológico habitual en las márgenes del Ebro. Son superficies llanas delimitadas por un talud e interrumpidas por confluencias u otros puntos de concentración de flujos.

Este llano de inundación tiene fértiles suelos aluviales y bosques de ribera organizados en función del flujo directo y de base de los ríos.

En el tramo medio de su valle, el Ebro describe un trazado sinuoso y cambiante. Con relativa frecuencia abre nuevos cauces, alterando la distribución de tierras que quedan a una y otra orilla, y abandona los antiguos, que progresivamente se van rellenando y perdiendo su funcionalidad.

Las muelas y rellanos jalonan las comarcas de las Cinco Villas al norte del Ebro y por el sur, desde Borja hasta Cariñena, se suceden depresiones más amplias y de fondo bajo, conocidas como riberas, hoyas y campos, en ampliaciones laterales por Respecto a los suelos cabe decir que en la Depresión del Ebro los factores edáficos fundamentales son las temperaturas extremas y la escasez de precipitaciones. Sobre las terrazas bajas se forman suelos de vega, suelos de origen aluvial, ligados a la acumulación de arenas, gravas, limos y arcillas transportadas por los ríos, y de gran importancia agrícola. Los afluentes del Ebro (Huecha y Arba, por la margen izquierda, y Jalón, por la derecha). El desnivel de 500 a menos de 200 metros entre esos fondos y las muelas muestran el encajamiento brutal del Ebro.